La ILE es legal incluso para menores de edad que cuenten con el permiso, de al menos uno de los padres, sin embargo en otros estados de la República se niega el derecho al aborto, a menos de que el embarazo haya sido consecuencia de una violación. Incluso en algunas ciudades se ha negado este derecho, a pesar de las implicaciones negativas a la salud de las menores de edad, quienes a veces corren riesgos por tratarse de partos prematuros, enfermedades congénitas, complicaciones en el parto, entre otros casos.
Una de las principales causas de muerte materna, es el aborto practicado en condiciones insalubres e inseguras ya que la desesperación por abortar puede llevarlas a buscar servicios no profesionales o a recurrir a métodos caseros que lastiman su cuerpo.
Una reciente campaña en redes sociales causó gran revuelo, ésta se tituló «¿Por qué confías en un adolescente para criar a un bebé pero no para abortar?» y se ilustraba con diferentes imágenes que retratan la realidad del embarazo adolescente, quienes suelen luchar contra el rezago educativo, pues, muchas deben abandonar sus estudios para poder dedicarse a cuidar de un ser al que no están física ni psicológicamente preparadas para cuidar. Las posturas sobre la interrupción legal del embarazo se confrontan al pensar ¿realmente los jóvenes no están listos para decidir por sí mismos?
En ningún lugar del mundo se pide autorización de los padres para que los menores de edad tengan un hijo, ¿por qué se les ha de pedir para interrumpir legalmente un embarazo? Un joven que es lo suficientemente maduro para procrear, decidir la carrera que estudiará e incluso trabajar para pagar sus estudios; es lo suficientemente sensato para decidir por sí mismo sobre el momento idóneo para reproducirse.
Es indispensable brindar el apoyo que nuestros jóvenes solicitan. Aunque es posible que una adolescente críe a un hijo, es una crueldad no permitirle decidir sobre su futuro por no tocar el tema del aborto legal. Basta con mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta de la difícil situación que los niños viven en las calles, o los que han sido abandonados al nacer.
No es coincidencia que en las comunidades donde no se tocan los temas de educación sexual, ni se brindan anticonceptivos, las tasas de embarazos en las mujeres adolescentes sean mayores. Cerrar los ojos ante el despertar sexual es un error que no podemos darnos el lujo de seguir cometiendo.
Permitamos a las mujeres tomar una decisión informada y apoyemos lo que decidan, su futuro es el que está en juego. Entre más pronto acudamos a una clínica legal de interrupción de embarazo, será menos complicado el procedimiento.